Entrevista con Christian Vinck
Martes, Abril 7, 2020La siguiente entrevista es la quinta de una serie realizada por la artista venezolana Ángela Bonadies. Sus conversaciones con artistas visuales y cineastas latinoamericanos continúan la tradición de la CPPC de preservar el testimonio cultural de primera mano.
Christian Vinck (Maracaibo, 1978) es un artista venezolano que, como él mismo se define, pertenece a una larga tradición de pintores populares. Christian genera ritmos que hacen del pincel una baqueta, que percuten en la tensión del bastidor y dejan entrever un pulso emocionado y explosivo. Como señala Juan Pablo Garza, “Christian es un artista sumamente prolífico, siempre está procesando y traduciendo en su obra todo un mundo de información que acumula. Sus temas de interés varían: documentos antiguos, recortes de periódicos, paisajes, tarjetas de béisbol, colecciones de fotografía, portadas de discos, cubiertas de libros, objetos domésticos, barcos, enciclopedias históricas, retratos, aviones, paisajes, partidos de fútbol… una lista realmente larga...Una de las cosas que mas me interesa de la obra de Christian es el hecho de que es sumamente directo, en realidad no pide demasiadas explicaciones o justificaciones. En todo caso, a veces, con el fin de leer su obra, solo se necesita un poco de contexto”.[1] Ese contexto lo podemos encontrar al pasar las páginas de su libro Cuaderno Caribe.[2] Allí el despliegue es máximo y los intereses se mueven en visiones y dimensiones tan abarcadoras como cercanas, desde una ventana y un horizonte, los pájaros, los árboles, los edificios que los llenan, hasta los muebles, cajones, bibliotecas, armarios y lo que en ellos guardamos y almacenamos. Todos objetos que se plasman como gestos para armar el carnet de identidad de un artista que toca y mezcla a través de la pintura.
Desde ese lugar concentrado en la acción y atomizado en los detalles, conversamos sobre lo que impulsa su trabajo diario, su lenguaje pictórico, los contextos y los caminos del asombro que llegan al lienzo y lo desbordan.
Ángela Bonadies [AB]: El otro día cuando hablamos, me comentaste que siempre has pintado pero que de alguna manera la pintura como oficio, como trabajo, te agarró por sorpresa cuando estabas haciendo otras cosas. ¿Cómo fue ese momento en que viraste hacia la pintura, y qué pintabas al principio? ¿Sigues la misma línea, o no hay línea?
Christian Vinck [CV]: Creo que la pintura siempre me ha acompañado. Supongo que, como todo, mientras más haces más aprendes y te asombras. Con el tiempo la pintura me fue abrazando y, hasta el día de hoy, alegrando la vida.
AB: ¿Cómo decides empezar y hacer una serie? ¿Qué te asombra?
CV: Cada obra nace diferente. Algunas con una idea muy abstracta y otras de algún motivo concreto que te mueve el piso y te habla al oído, te golpea en la panza. El asombro se presenta en formas misteriosas y nos mueve. En lo personal, creo que me pasa con las cosas más simples de la vida. Este fin de semana terminé una obra pajarística, un montón de retratos de pinzones, en especial los tres más comunes de Darwin. Y haciendo un café, volteo y me encuentro a uno cantando dentro de la casa. Me da risa pensar que se había escapado de alguna pintura. Sin duda, me sucede al pintar con una pincelada que echa chispas y, con una obra terminada, no sé muy claramente cómo llegó a ser lo que es desde la tela blanca. Es una risa con ganas.
Pero, volviendo a la primera pregunta, me gusta pensar que la línea la lleva el obrar. No es algo calculado, no me interesa tener el control total de la pintura, creo que así suceden cosas potentes. Uno termina conversando con la obra y sin duda, conversando con otros y con uno mismo.
Creo que a la larga, seguir una línea de trabajo es la muerte y muy aburrido. Hay todo un universo por descubrir. Como decía Claudio Perna, "morral y luces",[3] hay muchos caminos por recorrer y pinturas por pintar.
AB:
Es bellísimo seguir el trayecto. El pinzón que estaba en tu casa salió de uno de tus cuadros y algunos de los cuadros partieron de Darwin. Es otra forma de trazar la línea de la teoría de la evolución.Y la obra pajarística, ¿tiene un origen más allá o más acá de Darwin? Y me interesa saber ¿cómo interpretas la frase de Perna, “morral y luces”.[4]
CV: Tienes razón, es una historia fascinante la de estas aves. Más allá de Darwin y del gran estudio de Peter y Rosemary Grant, seguimos aprendiendo de ellas. Son unos pequeños tremendos. En lo personal, esta obra es un viaje hacia dentro. Alguien me dijo una vez que mi apellido en holandés significaba “pinzón”, aunque no lo sé a ciencia cierta, tiene una c intercalada. Me dediqué a retratarlos por meses y creo que a aprender a pintarlos. En pajarístico, como diría Juan Luis Martínez. Hay obras que son como subir montañas: producen vértigo, son intrincadas. Otras, como ésta, se parecen más a una temporada de pesca en la que todo es paciencia, la espera de un momento mágico.
Para mí, “morral y luces” es la invitación a entregarse, a descubrir el asombroso universo que tenemos frente. Dejar las aulas y salir a dar una vuelta.
AB: Una vuelta en la que ves cosas y pinturas. Otras pinturas y otros trabajos. ¿Qué encuentras que te asombre afuera, que logre que lo de adentro, el pinzón, salga volando? ¿Qué potencia tu obra y te lleva a la acción?
CV: Soy autodidacta y me siento parte de una larga tradición de pintores populares. Me mueven las ilustraciones de flora y de fauna –son las aguadas y acuarelas más preciosas–, así como el trabajo de muchos artistas amigos. También esas misteriosas cartografías que con frecuencia se hicieron a muchas manos con un propósito. Me asombran los dibujos animados, ese montón de imágenes que hacen mover un camión o volar un pájaro. El perfil del perro semihundido de Goya, que es una de las pinturas que más quiero en el mundo. Siempre lo tengo presente.
AB: ¿Te interesa trabajar en otro medio, con otras personas?
CV: Pintar es un trabajo casi todo el tiempo solitario, solo se tiene en frente una tela o una tabla. Por eso me gusta mucho trabajar con otra gente. Desde hace un tiempo vengo currando a cuatro manos en un proyecto sobre béisbol con Abdul Vas, uno de mis dibujantes favoritos. Nos llamamos AV/CV y el proyecto MLB y todo su poder. Ojalá podamos mostrar pronto el primer capítulo. Lo hicimos en unas temporadas brutales de rock africano, por la pura alegría de pintar, mezclando óleo en pipotes como brujos.
A su vez, llevo haciendo una pequeña colección de historias ligadas a la aviación y Latinoamérica, una especie de cartografía celeste, la cual siento que también es el trabajo de mucha gente amiga que en el camino me ha contado algunas de estas historias. Como Juan Yolin, un poeta chileno. También con Ernesto Montiel (músico y artista visual), Juan Pablo Garza y Raily Yance he hecho un par de cosas. Igual fue hacer the valise / la valija, una publicación en colectivo entre siete artistas latinoamericanos; a partir de César Aira y su libro Un episodio en la vida del pintor viajero.
Sí, me gustaría hacer obras en otros medios, en un futuro quiero trabajar con un pana que hace foley y sonido de cine. Pero ya veremos, ahora lo mío es pintar.
AB: Veo que eres melómano y que también hay algo de baile en tu línea. ¿Qué harías con el amigo que hace sonido en cine? Para hablar del ruido y la música, porque da la impresión, y eso es raro y bello, que tus cuadros suenan.
CV: Quizás una sonata. Gracias por lo último. Me alegra que escuches ruiditos y baile en las pinturas. La música es tremenda compañía, es un fantasma amigable. Mira Talking picture de Man Ray de 1957, que la señal de radio y el tiempo la hace infinita. Es una gran pintura, radio/pintura, un gran artefacto. Peter Greenaway dice que hace películas porque las pinturas no tienen banda sonora. Aun así, algunas obras las puedo relacionar con determinada serie de discos. Supongo que nos pasa a todos, la banda sonora de los días. Un día, conversando con Luis Arroyo,[5] me dijo, "la pintura suena", yo estoy de acuerdo con el master. Cada pincelada tiene su cante.
AB: ¿De qué se trata el trabajo con Abdul Vas? Si quieres develarlo o al menos asomar parte del cuerpo, como el perro de Goya. Y, si se puede, también sobre los trabajos con Juan Pablo Garza y Raily Yance. ¿Siguen por ahí con ganas de hacer algo?
CV: Ya asomé algo de AV/CV y también del binomio de plomo, Garza / Yance, que hace días abrieron PACH PAN, un proyecto con ánimo curatorial muy bonito, con mucho duende. Después de Amazoteca con Raily a principios del 2017 y La pesca automática de la papa criolla y Días ejemplares, quedé con más ganas de trabajar con ese par y con más gente amiga.
En casa con Pauli, [6] mi pareja, hemos hecho “paulistanos”. De allí salió un libro de artista, un taller de grabado japonés y gredas policromadas. Pero cuando uno cocina y habla mucho se quema la comida. Mejor sigamos.
AB: Háblame de Amazoteca, de La pesca automática de la papa criolla y Días ejemplares y de los trabajos que haces con Paula: los paulistanos. Aunque la pintura es un trabajo solitario, parece que siempre estás en intercambio.
CV: Compartir y escuchar es necesario. Comunicarse siempre ha sido un fin de la pintura. De enanos, antes de hablar, pintamos.
Los paulistanos los trabajamos juntos como taller, un mano a mano. Nos dedicamos a hacer cerámicas policromadas, un arte muy popular en Chile y una tradición que admiramos mucho. Divina y muy pictórica.
Días ejemplares es un espíritu y una conversa con Yance y Garza. La pesca fue unas tardes con Romero Henriquez recolectando papas chilenas, en los días que me estaba yendo de mi taller, antes de mudarme de Santiago de Chile a Madrid hace un par de años.
La última vez que estuve en Maracaibo fui a casa del Raily Yance y me propuso hacer una expo en Consultoria rota (un espacio de arte en casa de Yance). Quería poner a sonar una colección que fui haciendo con músicas de nativos del Amazonas. Yance tenía el sonido, así que ensamblamos esa “miniteca” a distancia, con la ayuda de Paola Nava.[7] Fue una terapia que creo que solo bailó el Petete (Jose G. Hernández ), un pana del alma. Así salió la Amazoteca.
AB: ¿Muestras tus piezas mientras trabajas?
CV: Sí, muestro las obras mientras las hago. La pintura lleva tiempo en completar. En el proceso de hacerlas siempre pasan cosas. Con Pauli hablo de la obra en casa cuando van saliendo, porque vivimos con ellas, hasta que siguen su camino.
AB: La pintura es una actividad solitaria y en ocasiones se ha alejado del ojo de los espectadores, pero siempre vuelve. Es un soporte o una técnica o un lenguaje que se mantiene, se renueva, se desmadra, saca la regla y el compás, los esconde, deja que el temblor pase y va acumulando capas. Una vez leí, y no me acuerdo realmente si fue en Wittgenstein –un libro que no llegué a entender salvo frases– que “lo más blanco de una pintura es el lienzo”. Eso me aterra de la pintura, yo que vengo de la fotografía: cuando los pigmentos se acumulan hacen un color imposible que tiende a cualquier matiz inmanejable. ¿Cómo se escogen los colores? En la fotografía, están allí.
CV: El lienzo… cierto. Un mar abierto. Cuando puedo, me gusta pintar en lino, es cálido, tiene un tremendo color tostado para arrancar. Los colores están en el aire y en la luz. Uno jugando en la cocina o en el monte los hace aparecer en la paleta, luego en el cuadro, con un poco de suerte y empeño, se mezclan otros matices.
AB: ¿Pensarías en sacar temas de la pintura para instalarlos como esculturas, como puestas espaciales?
CV: Mi taller es pequeño y no tengo bodega, el espacio es un eterno juego de tetris. En mi caso, almacenar una instalación podría ser una pesadilla. Por ahora me quedo portátil, quién sabe más adelante. Montar una exposición de por sí es un juego espacial –juntar toda la obra, instalarla, hablar con ella, llevar el mensaje a toda costa. Creo que la pintura es un medio noble.
[1] https://www.coleccioncisneros.org/es/editorial/in-their-words/juan-pablo-garza-habla-acerca-de-la-obra-de-christian-vinck
[2] Christian Vinck, Cuaderno Caribe. Diseño de Rodrigo Arteaga. Producido por Carmen Araujo Arte y Galería Leme. Santiago de Chile, 2016.
[3] Artista venezolano (Milán, 1938–Holguín, 1997).
[4] Esta frase es un giro de la famosa “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” de Simón Bolívar.
[5] Artista venezolano. Instagram: luis_arroyo__
[6] Paula Lavanderos, arquitecta y artista chilena y venezolana.
[7] Periodista e investigadora. Actualmente cursa el magister en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Desde el 2016 dirige la revista literaria independiente INSILIO así como proyectos editoriales como Vibraciones Locales, entre otros.