Contemporáneo

Santos y profetas

Las plumas brillantes plumas que forman parte de esta obra son de guacamayas, aves nativas de América Latina que habitan en la selva amazónica, en donde Anderson Barbata ha viajado con frecuencia desde principios de la década de 1990 para trabajar con comunidades indígenas, particularmente con los Yanomami, Ye'Kuana y Piaroa (al sur de Venezuela). La artista ha emprendido proyectos colaborativos con estas comunidades para abordar de manera integral varias de sus necesidades: la necesidad de documentar su propia historia, la necesidad de emplear un método ecológico para reciclar libros de texto obsoletos y otros desechos de papel, y la necesidad de crear nuevos medios para obtener ingresos que no afecten su entorno cultural y ecológico.

En esta instalación, las plumas brotan de exvotos tallados a mano en madera, asociados a la práctica dentro del catolicismo de dar gracias por una petición que se ha cumplido. Estos exvotos están ensamblados en composiciones escultóricas que se muestran sobre troncos de madera que la artista se ha encontrado en sus viajes. La combinación de las plumas tropicales y los exvotos dirige nuestra atención hacia la coexistencia de largas tradiciones indígenas con creencias cristianas impuestas, y presenta las complejidades de la identidad. Al utilizar pedestales (un dispositivo importado de las exhibiciones en museos), Anderson Barbata agrega otro elemento de disonancia a esta fusión de culturas.

(Fuente: Catálogo para la exposición Portadores de sentido)


La artista habla sobre su obra:


CPPCisneros · Laura Anderson Barbata

Transcripción:
Mi nombre es Laura Anderson Barbata y hablaré de mi obra Santos y profetas realizada en 1995, de la serie En el orden del caos. En 1992, comencé a trabajar en el Amazonas de Venezuela en un proyecto de intercambio de conocimientos en las comunidades Yanomami, Piaroa, y Ye’kuana, del alto Orinoco. Me enseñaron a hacer canoas y conocer distintas técnicas tradicionales, y a cambio yo les enseñé a hacer papel y libros con fibras naturales de la zona, y a reciclar la basura de las misiones, adaptando sus prácticas tradicionales para la creación de libros ilustrados por la comunidad en su idioma, sin la necesidad de materiales no disponibles en la zona. La comunidad entera elegía el contenido de sus libros, y el primer libro Yanomami titulado Shapono recibió el premio del mejor libro del año en 1996. La experiencia me marcó profundamente y cambió radicalmente mi manera de trabajar. Desde ese momento, se volvió sumamente importante para mí integrar la reciprocidad como filosofía de vida y de trabajo. Durante mis múltiples estancias en el Amazonas, como se acostumbra, intercambiábamos regalos, y en varias ocasiones me regalaron plumas de aves. La belleza de estas plumas tiene un poder espiritual, y al contraponerlas con exvotos de madera católicos colocados sobre bases encontradas de madera, permiten dirigir la mirada a la compleja coexistencia que se vive en la zona, comunidades que desde la Conquista han vivido la imposición de la evangelización y la entrada de materiales industrializados. Cuando veo esta obra, siento que reafirma no solo la belleza de las plumas, y las vidas que representan, sino que también alude a su poder espiritual, que va más allá de las doctrinas impuestas. O sea, que en lo más pequeño, podemos encontrar un universo inmenso del cual podemos aprender.
  • Artista: Laura Anderson Barbata
  • Título: Santos y profetas
  • Fecha: 1995
  • Materiales: Escalera, trípode, columnas y mesita de madera, ex votos de madera y plumas
  • Dimensiones: Dimensiones de instalación variables: 250 x 400 x 400 cm
  • Artista: Laura Anderson Barbata
  • Título: Santos y profetas
  • Fecha: 1995
  • Materiales: Escalera, trípode, columnas y mesita de madera, ex votos de madera y plumas
  • Dimensiones: Dimensiones de instalación variables: 250 x 400 x 400 cm
Las plumas brillantes plumas que forman parte de esta obra son de guacamayas, aves nativas de América Latina que habitan en la selva amazónica, en donde Anderson Barbata ha viajado con frecuencia desde principios de la década de 1990 para trabajar con comunidades indígenas, particularmente con los Yanomami, Ye'Kuana y Piaroa (al sur de Venezuela). La artista ha emprendido proyectos colaborativos con estas comunidades para abordar de manera integral varias de sus necesidades: la necesidad de documentar su propia historia, la necesidad de emplear un método ecológico para reciclar libros de texto obsoletos y otros desechos de papel, y la necesidad de crear nuevos medios para obtener ingresos que no afecten su entorno cultural y ecológico.

En esta instalación, las plumas brotan de exvotos tallados a mano en madera, asociados a la práctica dentro del catolicismo de dar gracias por una petición que se ha cumplido. Estos exvotos están ensamblados en composiciones escultóricas que se muestran sobre troncos de madera que la artista se ha encontrado en sus viajes. La combinación de las plumas tropicales y los exvotos dirige nuestra atención hacia la coexistencia de largas tradiciones indígenas con creencias cristianas impuestas, y presenta las complejidades de la identidad. Al utilizar pedestales (un dispositivo importado de las exhibiciones en museos), Anderson Barbata agrega otro elemento de disonancia a esta fusión de culturas.

(Fuente: Catálogo para la exposición Portadores de sentido)


La artista habla sobre su obra:


CPPCisneros · Laura Anderson Barbata

Transcripción:
Mi nombre es Laura Anderson Barbata y hablaré de mi obra Santos y profetas realizada en 1995, de la serie En el orden del caos. En 1992, comencé a trabajar en el Amazonas de Venezuela en un proyecto de intercambio de conocimientos en las comunidades Yanomami, Piaroa, y Ye’kuana, del alto Orinoco. Me enseñaron a hacer canoas y conocer distintas técnicas tradicionales, y a cambio yo les enseñé a hacer papel y libros con fibras naturales de la zona, y a reciclar la basura de las misiones, adaptando sus prácticas tradicionales para la creación de libros ilustrados por la comunidad en su idioma, sin la necesidad de materiales no disponibles en la zona. La comunidad entera elegía el contenido de sus libros, y el primer libro Yanomami titulado Shapono recibió el premio del mejor libro del año en 1996. La experiencia me marcó profundamente y cambió radicalmente mi manera de trabajar. Desde ese momento, se volvió sumamente importante para mí integrar la reciprocidad como filosofía de vida y de trabajo. Durante mis múltiples estancias en el Amazonas, como se acostumbra, intercambiábamos regalos, y en varias ocasiones me regalaron plumas de aves. La belleza de estas plumas tiene un poder espiritual, y al contraponerlas con exvotos de madera católicos colocados sobre bases encontradas de madera, permiten dirigir la mirada a la compleja coexistencia que se vive en la zona, comunidades que desde la Conquista han vivido la imposición de la evangelización y la entrada de materiales industrializados. Cuando veo esta obra, siento que reafirma no solo la belleza de las plumas, y las vidas que representan, sino que también alude a su poder espiritual, que va más allá de las doctrinas impuestas. O sea, que en lo más pequeño, podemos encontrar un universo inmenso del cual podemos aprender.